
Daniel Woodrell era, hasta hace
un par de días, un autor completamente desconocido para mí. Pero si me tengo
que guiar por lo que dicen de él en la edición de Alba (en su colección de
novela negra) es un escritor con cierto nombre en su Estados Unidos natal.
Escribe un híbrido raro entre distintos géneros que él ha bautizado con el
nombre de country noir, pero yo diría que es más gótico sureño que otra cosa,
en la línea de autores como Cormac McCarthy.
Los huesos del invierno es la
primera novela suya que leo, y la experiencia ha sido tan buena que seguramente
no sea la última. Llegué a ella a través de la adaptación cinematográfica,
Winter's bone, conocida principalmente por ser la cinta que le enseñó al mundo
quién era y qué podía hacer esa chiquita llamada Jennifer Lawrence. Es una
película que siempre he tenido ganas de ver, pero al enterarme de que estaba
basada en una novela, me obligué a esperar al libro. Aún no la he visto, pero
ya puedo decir que no me arrepiento de la decisión, porque Los huesos del
invierno es una muy buena novela.
Ree, pelo castaño, cutis lechoso
y abruptos ojos verdes, estaba con los brazos al aire cara al viento, que le
agitaba el vestido amarillo y le enrojecía las mejillas como a bofetones. Parecía
más alta con las botas militares, fina de talle pero fuerte de brazos y
hombros. Un cuerpo a medida para saltar sobre la necesidad. Olía la amenaza
húmeda y helada de las nubes, pensaba en la cocina sombría y en la nevera
desprovista, miraba la mermada reserva de leña, se estremecía.
El libro nos cuenta la durísima
historia de Ree, una chica que con solo dieciséis años tiene que hacerse cargo
de su casa, sus dos hermanos pequeños y su madre enferma mental; al mismo
tiempo que trata de encontrar a su padre desaparecido, que tiene que
presentarse en los próximos días en el juzgado para evitar que Ree y su familia
se queden sin su casa, que es poco más o menos lo único que tienen. Por si no
fuera suficiente, Ree tiene que hacer todo esto en un ambiente hostil y letal,
rodeada de gente con sus propias leyes y un atípico código moral que no dudará
en matarla si da un paso en falso.
A pesar de lo que pueda parecer
por el argumento, no es una novela de intriga o policíaca en sentido estricto.
Es más bien una especie de drama social en un entorno donde el crimen, las
drogas y la muerte son parte de la vida cotidiana. Por tanto, la historia que
cuenta Los huesos del invierno es dura, a veces mucho, y la frialdad y aspereza
de sus personajes y escenarios le hiela a uno el corazón.
Sin embargo, en medio de esta
crudeza brilla Ree, la protagonista. A sus dieciséis años, es una de las
mejores heroínas que he leído este año (al menos, la mejor desde Scarlett).
Tiene una fuerza y una determinación arrolladoras, pero también es vulnerable,
como cualquier adolescente que se ve abandonada a su suerte. Ya solo por este
personaje merece la pena leer la novela.
Además, Woodrell escribe como los
ángeles. Si esta novela la hubiera escrito otro, quizá se me hubiera hecho demasiado
dura y no me habría gustado, pero este autor es capaz de crear imágenes
naturales de grandísima belleza con cuatro palabras, y su estilo tiene un toque
poético que suaviza de alguna manera las crueldades que nos está narrando.
Los huesos del invierno es una
novela corta y ágil, de esas que se puede leer casi de una sentada. Está
maravillosamente escrita y cuenta con un personaje femenino principal que sí
merece la pena leer. En estos tiempos de libros protagonizados por niñas de
dieciséis años que dan vergüenza ajena, un personaje como Ree es un regalo.
Fuente: http://persiguiendodragones.blogspot.com/2015/12/los-huesos-del-invierno-winters-bone-de.html
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